Cuenca alberga uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia, la ciudad romana de Valeria. Un valioso yacimiento romano visitable ubicado en una elevación del terreno situado entre los ríos Gritos y Zahorra en la localidad de Valeria, municipio de Las Valeras.
Desde el centro de recepción de visitantes el viajero puede comenzar la visita y conocimiento del yacimiento con una exposición permanente de técnica constructiva romana y adentrarse en la ciudad romana de Valeria.
La historia de Valeria comienza con su fundación entre el 93-82 a.C. por Valerius Flaccus. Una ciudad que tras un próspero s.I pasó por distintas etapas hasta el s.IV, con la desaparición del poder romano la sede episcopal visigoda heredó y administró el territorio ahora como sede episcopal. Valeria, como ciudad romana, era el centro administrativo, político y religioso de un amplio territorio.
“Valeria es un yacimiento muy grande, sabemos que son más de 27 hectáreas de ciudad, pero solo está excavado un 7%”, desgrana Juana Caballero Bleda, técnico municipal de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Valeria, a InfoCLM añadiendo además que “el teatro, el anfiteatro y el circo, en Segóbriga es lo primero que se ve, aquí sabemos que están, pero no están excavados”.
Una ciudad que además estaba bien comunicada con Ercávica y Segóbriga a través de la vía Complutum a Cartago Nova; en la que destaca también su perfecto tramado para la provisión de aguas, acueductos que adaptados al trazado o excavados vertían a cisternas, y como obra estrella de la ciudad, el ninfeo. Y es que resalta la técnico municipal de Patrimonio Cultural que “nosotros tenemos dos elementos arquitectónicos de ingeniería romana que no se ven en ningún otro yacimiento, las cisternas de decantación, no aljibes, ya que éste último es un término musulmán y hace referencia a guardar agua y los romanos no guardan el agua. Unas cisternas de decantación, una depuradora natural que ofrece agua potable a sus ciudadanos y ocupan lo que sería la plaza. Los romanos si le tenían miedo a algo es a las enfermedades y por eso gestionan tan bien todo el sistema de cloacas, dando servicio de agua potable. Había muchas fuentes para que la gente no tuviera que hacer un recorrido grande para recoger agua y tener agua potable en su casa. Había gente pudiente que le llegaba el agua a su casa, pero para quien no tenía había fuentes prácticamente al pie de la puerta de su casa”. Y por otro lado, subraya, el ninfeo, “fuentes públicas. Un ninfeo puede tener solo una fuente, pero también puede tener como ésta una fachada del foro de 105 metros, pero la gran parte de esa fachada, más de 65 metros, lo ocupan multitud de fuentes que están manando agua potable”, lo que lo convierte en el mayor de Hispania y uno de los mayores del Imperio. “Toda una fachada de tres alturas que mira hacia la entrada de la ciudad” y es que indica la técnico de Valeria que el ninfeo “da también una visión para las élites municipales, que son las que gobiernan la ciudad, vendiendo lo importantes que son. Es pura propaganda política al mismo tiempo que están dando un servicio. Y ese ninfeo está asociado a esas cisternas porque si los romanos tienen algo claro es que el agua de lluvia no es lo normal para beber, ni los pozos, prefieren tener sus fuentes y su agua controlada y ese agua viene a la ciudad a través de distintos acueductos”. El gran ninfeo de Valeria estuvo dedicado originalmente a las ninfas, las diosas de las aguas y los bosques, de las que recibe su nombre, siendo realizado en la primera mitad del siglo I.
Ciudad romana de Valeria
En el centro del yacimiento se encuentra el Foro, uno de los más completos de la meseta, era el centro administrativo, político y religioso de la ciudad, y su núcleo urbanístico estaba formado por una gran plaza porticada a cuyo alrededor se distribuían los principales edificios públicos. Un espacio enlosado donde debajo se situaban cuatro grandes cisternas de agua donde terminaba el acueducto de Valeria.
La plaza del foro se rodea de edificios públicos como la Basílica (erigida en el lado norte y que sufrió remodelaciones profundas), el edificio Prebasilical o Domus Publica, el edificio de la Exedra, que servía de culto imperial, y el Criptopórtico, el acceso a la plaza se sitúa al sur, a través una gran escalera monumental y una serie de tabernas tiendas. La Basílica era un amplio espacio cubierto dentro del cual y donde con mal tiempo tenían lugar las actividades que habitualmente se desarrollaban al aire libre en el foro o plaza pública, esto es, la administración de justicia y un lugar para los negocios.
Al este de la Basílica aparece un espacio rectangular totalmente arrasado. Posiblemente sea el que ocupó la Curia, un edificio en el que se reunía el ordo decurionum, el senado municipal, que ostentaba el máximo poder de la ciudad. La curia se abría a la Basílica, y ambos edificios formaban el centro político y administrativo de la ciudad y su territorio.
La mayor altura del foro, por su parte oeste, permite el trazado de unos criptopórticos y una escalinata monumental de entrada, con un gran edificio semicircular con fachada al foro (el llamado edificio de la Exedra), y con tabernas a sus lados: la aparición de abundantes fragmentos de escultura monumental en mármol y en bronce, y de inscripciones dedicadas a la familia imperial hace muy verosímil que aquí se encontrara el templo dedicado al culto imperial. El Criptopórtico era por tanto una galería cubierta que rodeaba al foro a un nivel más bajo que éste, y que podía hacer las funciones de calle, almacén etc. Por tanto, el foro no terminaba en el muro de contención, sino que se prolongaba sobre el Criptopórtico permitiendo de este modo regularizar los desniveles del terreno a base de terrazas.
También se puede apreciar en esta ciudad las llamadas tabernaes, locales dedicados a usos comerciales abiertas a las vías principales de la ciudad.
Los edificios públicos se adaptan a la topografía del lugar al igual que el urbanismo privado ya que las viviendas se adaptaron a los bordes de la hoz, dando lugar a una arquitectura vertical. Y es que Valeria está situada al lado de las hoces del río Gritos, por lo que aprovecharon la pendiente y la verticalidad de la roca. Así, las casas se agrupan en dos tipos rectangulares sobre terraza y otras llamadas «casas colgadas», con huecos abiertos al acantilado que limitaba la ciudad por uno de sus lados, con vigas encastradas en la roca que dejaban la mitad de la vivienda suspendida en el vacío, son el antecedente de las Casas Colgadas de Cuenca. Además, a lo largo del recorrido del yacimiento de la ciudad romana se encuentran vestigios medievales como las ruinas de una ermita o de la muralla que la cercó.
Ciudades romanas
Valeria, es una de las tres ciudades romanas junto a Segóbriga y Ercávica con las que cuenta la provincia de Cuenca. “Hay autores romanos como Ptolomeo o Plinio el viejo que hablaban de que existían unas ciudades romanas muy importantes en este espacio, autores del s.XIX y del XVII incluso hablan de restos que afloraban, pero no estaban excavados. Es a partir de los años 50 cuando se empiezan a excavar estas ciudades, Valeria, Segóbriga, Ercávica, las tres son igual de importantes: las dimensiones, las formas de la ciudad, cómo están organizadas… La sociedad romana es una sociedad urbana, pero tiene un territorio alrededor que es el que está explotando. Esas ciudades están construidas y pagadas por unas élites municipales que son las que las gobiernan y cada una va a darle énfasis a algo para distinguirse de las otras, pero todas ellas son el reflejo del tipo de explotación económica que tienen en su territorio y se complementan unas a otras. Segóbriga, una parte de su riqueza viene por las minas de lapis, pero también tienen explotaciones agrícolas y de los bosques. En Valeria se ve un foro con unas dimensiones, con edificios como por ejemplo la Basílica que prácticamente es el doble que el resto de las otras basílicas de las otras ciudades que están muy cerca de ellas, como Segóbriga o Ercávica, pero eso no significa que Valeria sea más importante que las otras, sino que ese edificio recoge a más gente que va a negociar a esa ciudad y necesita ese espacio. La riqueza de Valeria y ese foro es la imagen de la explotación que están haciendo en los bosques, de la madera (también caza, miel, corcho, resinas…) Y es que para la vida cotidiana de los romanos es tan importante la madera como el oro porque el oro está muy bien para darle servicio y pagar a las legiones romanas, pero el día a día la madera la necesitas para construir. Estas ciudades las vemos siempre de piedra, de sillares, pero probablemente un 40-50% del resto de la ciudad sería madera, pero también servía la madera para el agua caliente de las termas o para cocinar… Por eso decimos que todas las ciudades romanas se complementan unas a otras y ejercen una economía de toda esa zona. Las tres influyen y las tres son importantes”, expone la técnico de Patrimonio Cultural.
Lapidarium y termas
Valeria dispone de un amplio patrimonio, tanto desde el punto de vista de sus monumentos como de su espacio natural. Y es que Valeria es un gran espacio monumental considerado Bien de Interés Cultural (BIC) que cuenta además con un lapidarium. En Valeria el lapidarium se encuentra dentro de la ciudad romana “es un museo de epigrafía y de arquitectura romana dentro del yacimiento, en la ermita de Santa Catalina, una ermita que quedaban unos restos, pero la Diputación le puso tejado y la arregló y nosotros utilizamos ese espacio para darle uso haciendo un museo”, y es que incide la técnico de Patrimonio Cultural que este lugar tiene mucha importancia porque “la epigrafía nos ayuda a saber mucho sobre las personas que vivieron en época romana. Estelas funerarias y pedestales donde aparecen textos, los nombres de esos romanos que en algún momento determinado vivieron aquí en la ciudad de Valeria”.
Otro atractivo más para los visitantes son las termas romanas de Valeria. Y es que desde el año 2014 y por unos estudios para arreglar un camino, el de las Higuerillas para hacer frente a la depuración de aguas del municipio, se estudiaron estructuras de lo que parecían unos baños romanos y que ahora definen un edificio termal de época del Alto Imperio, podrían ser unas de las termas más grandes de la provincia y del interior hispano.
Entre las piezas encontradas destacan los mármoles traídos de todo el imperio, fragmentos de mosaicos en pared y suelos, polícromos, geométricos y figurativos; así como miles de teselas vítreas y pétreas de distintos formatos; fragmentos de estucos, joyas, monedas y restos de cerámica. Además los investigadores consolidan la idea de que el edificio se funda en un momento prácticamente coetáneo al del Foro Imperial.
Un auténtico museo al aire libre que invita a indagar cómo vivieron y de qué manera quienes habitaron estas tierras. La ciudad romana de Valeria es, sin duda, una visita indispensable.