El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha presumido de una «estabilidad positiva con interferencias del clima general», razón por la cual, cuando opina lo hace porque quiere preservar «los intereses» de los castellanomanchegos, que coinciden «con los de la inmensa mayoría del pueblo español».
«Estoy convencido de que cuando hablo de agua, hay diferencias de opinión; pero cuando nos pronunciamos en público ante la dura situación política que vive España, que es de batalla campal permanente, lo hago para defender los intereses de mis ciudadanos», ha abundado durante una visita a la capital madrileña.
En este punto, ha hecho un llamamiento a «reconstruir la España moderada» después de que, con el punto de partida de la crisis de 2007, se produjo «la entrada a borbotones de populismos que entraron, irrumpieron y se instalaron»; un populismo «orgánico en las instituciones».
Aunque la democracia representativa «establece elementos de mérito y escuela, como todo en la vida», ha indicado que el que ha «subido de golpe» ha terminado por caer, en alusión a partidos políticos como Podemos o Ciudadanos.
En este punto, ha reparado en que la sociedad pide «más responsabilidad a PP y a PSOE» como norma general, ya que a otros partidos, sin citarlos, solo les piden «dar patadas». «Hay partidos que en medio de una coalición se echan la responsabilidad del conjunto del país, mientras que otros solo las de sus chiringuitos», ha apuntado.
Ha alertado aquí del problema que está por venir si se «cronifica el ruido político» y solo se tiene un país «que piensa solo en esta tarde o en mañana».
«PACTAR LA COMPETIVIDAD DEL PAÍS»
García-Page ha expuesto como segundo punto del orden del día de su intervención el potencial económico del país en materia energética; a lo que ha sumado la posibilidad de una mejor gestión del sector turístico, que «no va a dejar de crecer».
También ha sugerido «un acuerdo de fondo en materia de infraestructuras» ante décadas «seca» de nuevas grandes obras. «Se mueven papeles en los despachos pero no hay nada».
La «infraestructura inmensa de los 80, afortunadamente», tiene mucha esperanza de vida en España, algo que a su juicio salva que la red se mantenga. «España tiene que adelantarse a un nuevo salto y diseñar nuevos planteamientos de infraestructuras que afectan a la gestión de los transportes», ha abundado García-Page.
Estos tres mimbres, el energético, el turístico y el de infraestructuras, necesitan en opinión del líder autonómico un gran pacto para preservar «la competitividad del país a medio y largo plazo».