El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acude al Congreso Federal del PSOE, que se celebra este fin de semana en Sevilla, con la intención de que se hable de los problemas de la gente y no de los problemas del PSOE. Con este planteamiento bajo el brazo, el castellanomanchego ha advertido de que los socialistas no pueden llegar al lunes «con sensación» de que el PSOE «se ha encerrado en sí mismo» y se ha convertido en un «búnker», como «algunos quisieran exhibir como síntoma precisamente de fortaleza».
A su juicio, si esto se produjera «no sería un síntoma de fortaleza», sería lo contrario, porque la fortaleza del PSOE está en abordar los problemas de la gente y además plantear objetivos de medio y largo plazo que puedan conectar con las grandes mayorías del país. «Yo voy a trabajar con esa dirección», ha sentenciado.
«Los que estén trabajando para que esto se convierta en un búnker inaccesible, literalmente creo que se pueden estar equivocando», ha avisado García-Page, quien ha lamentado que es «muy posible» que el lunes la situación de la política, «lo que tiene de precariedad, lo que tiene de incertidumbre, lo que tiene de inestabilidad, lo que tiene de contexto turbio», no se va a ver alterada.
«Ni el lunes ni el martes van a ser distintos en la coyuntura nacional por el congreso de PSOE», ha apuntado.
Tras escuchar a quien dice que es un congreso de resistencia o poco más o menos de entronización, él –asegura– se cuidaría de argumentaciones así, porque cree que «un congreso que no es de futuro, que solo es de resistencia, puede ofrecer la imagen de búnker», algo que no es «útil» para el PSOE ni para la sociedad.
De manera que, ha dicho, «vamos a intentar, al menos algunos, trabajar para que salga el mejor catecismo del PSOE». «Hay gente que le da lo mismo lo que ponga y no se vincula por ellos, pero algunos si nos tomamos muy en serio los documentos que reflejan la carga ideológica del PSOE».
Siguiendo con la cita de Sevilla, García-Page ha comentado que para él «lo peor» podría haber sido que después de «levantar la voz», por ejemplo, contra algunos temas de financiación o contra algunas cosas que considera inconstitucionales e injustas, la ponencia que se plantee sea «en términos de trágala».
Su sensación personal al respecto es que «ha sido útil» que algunas personas y algunos dirigentes hayan dicho en público con claridad lo que piensan, porque eso se ha traducido en una ponencia que de momento, «salvo que se tuerza», mantiene lo esencial del proyecto socialista de toda la vida.
UN MINUTO PARA LA AUTOCRÍTICA
De otro lado, García-Page ha aseverado que sería «muy oportuno» que hubiera «minutos» en el congreso para la crítica y la autocrítica, aunque «lo verdaderamente importante» es que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, haga un informe político, exponga la gestión y rinda cuentas. Y a partir de ahí –ha señalado– que se pueda establecer un debate. «Ya veremos si lo hace».
Sobre el hecho de que el congreso vaya a contar con la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero y la ausencia de Felipe González, el presidente castellanomanchego ha respondido desconocer cuáles son los «vericuetos» de las invitaciones ni cómo se ha organizado el congreso. No obstante, ha subrayado que el legado de Felipe González es «tan enorme» para el Partido Socialista y para España que de una u otra manera «siempre va a estar ahí». «Es imposible evitar».
Respecto a los cambios en la dirección del partido, García-Page ha sostenido que lo que le importa es la doctrina del PSOE, «que es a la que nos debemos todos», y que «tiene que estar por encima de la dirección de turno». «Mi margen de influencia en la dirección que salga es 0,0. Y, además, no tengo ningún interés en aumentar ese margen de influencia».