La Audiencia provincial de Toledo juzgará el 13 de febrero a un acusado de un delito continuado de abuso sexual contra una niña de 14 años, para el que el fiscal ha solicitado 11 años de prisión e inhabilitación especial para cualquier profesión que conlleve contacto regular y directo con menores de edad durante 15 años.
El fiscal, en sus conclusiones provisionales en el escrito de acusación, consultadas por EFE, también ha solicitado 9.000 euros de indemnización a la víctima por perjuicios y daños.
Los hechos que se enjuician se remontan a abril de 2019, pero el acusado tenía contacto con la víctima desde niña a partir de su relación con su amigo, hermano de la madre de la menor cuya vivienda solía frecuentar el procesado.
En tales fechas, cuando la víctima contaba con 14 años y estaba junto a dos de sus amigas en una plaza de la localidad en la que residía, coincidió con el acusado y su hermano, así como varios amigos más.
La menor mostró interés en conocer personalmente al procesado, de 26 años, y como sus amigas tenían cierta relación con él, acabó entablando conversación y logró cautivarla para que aceptara, junto a sus amigas, a subirse a su coche para ir a un paraje en las inmediaciones de una ermita.
Cuando llegaron a este lugar y transcurridos unos minutos, el procesado y la menor se separaron del resto con el fin de lograr mayor intimidad y comenzaron a conversar sobre diversas cuestiones banales de carácter personal, así como se dieron besos y caricias y el acusado quiso tener relaciones sexuales pero ella se negó.
En este momento, el procesado respetó la decisión y volvieron con el grupo y fue cuando el hermano del acusado propuso que se desplazaran hasta su casa.
Allí, él la invitó a ella a acompañarle a una de las habitaciones de la casa en cuyo interior volvieron a darse besos y caricias pero ella volvió a negarse a tener relaciones sexuales.
A partir de entonces, a pesar de ser conocedor de la diferencia de edad, entablaron una relación de pseudonoviazgo que durante los primeros días discurrió con comunicaciones a través de aplicaciones telemáticas y redes sociales, hasta que una semana más tarde, el 17 de mayo de 2019, concertaron una cita en el domicilio del acusado, fueron a la habitación y esta vez, pese a las reticencias iniciales de ella, accedió a ello.
Dentro de los 10 días siguientes, volvieron a mantener relaciones sexuales, como mínimo hasta en tres ocasiones más, y unos días más tarde, el 1 de junio, la menor visitó a su madre en el centro penitenciario de Alcalá Meco y le confesó todo lo ocurrido.
La madre demandó a los funcionarios encargados de su custodia que dieran aviso a la Policía y se inició una investigación.